Diversos estudios han demostrado que poseer únicamente un alto grado de conocimientos técnicos y capacidades intelectuales no garantiza el éxito profesional. En este artículo descubrirás:
- El gran error que están cometiendo las formaciones superiores en odontología y que puede impedir que mantengas tu éxito a largo plazo.
- La clave para asegurar que tus pacientes viven una experiencia de 7 estrellas.
- Las 3 competencias que necesitas desarrollar para interaccionar con pacientes difíciles.
- Las 3 competencias que debes cultivar para afrontar el estrés del día a día (y reducirlo hasta hacerlo desaparecer).
El gran error que cometen las formaciones académicas en odontología (y que puede impedir que mantengas tu éxito en el tiempo)
¿A veces tienes la sensación de que tu equipo no está motivado? ¿A menudo no entiendes porqué no tienes una aceptación de casos más elevada? ¿Hay pacientes que con sólo ver su nombre en la agenda se te encoge el estómago?
¿Alguna vez has sufrido en tus carnes una conversación con un paciente “difícil”? Ya sabes a quiénes me refiero. En odontología se dan algunos. Ese paciente al que no consigues convencer para que se realice un tratamiento necesario para su salud dental. Ese otro que está hecho un manojo de nervios y debes tranquilizar porque no deja de mover la cabeza durante el tratamiento. El paciente agresivo que se enfada y no atiende a razones. O el que no sigue el tratamiento que le has indicado porque padece fobia dental.
A estas interacciones con pacientes difíciles, hay que sumar las situaciones de estrés propias de nuestra profesión. Largas jornadas, el agotamiento fruto de la concentración y la minuciosidad necesarios para tratar a los pacientes, posibles conflictos y roces con algún miembro del equipo o con proveedores. Situaciones que nos desgastan y que van mermando nuestra calidad de vida laboral.
Diversos estudios han demostrado que poseer únicamente un alto grado de conocimientos técnicos y capacidades intelectuales no garantiza el éxito profesional.
La Odontología necesita añadir a su programa de formación el aprendizaje de recursos que nos permitan manejar estas situaciones. Porque son situaciones que entorpecen nuestro trabajo, nos afectan en nuestras relaciones con compañeros y pacientes e incluso pueden derivar en problemas de salud mental.
Odontología Emocional: La inteligencia emocional en la práctica odontológica.
La Odontología se da en un contexto de constante interacción con personas.
Para que estas interacciones fluyan, tenemos que comunicarnos con los pacientes y manejar las emociones que se derivan de esa comunicación. Mis palabras pueden afectar al estado emocional de un paciente, al igual que lo que diga un paciente puede despertar una emoción en mí. Saber qué decir en cada momento facilita las relaciones, ayuda a evitar malos entendidos, mejora la calidad laboral diaria y el bienestar profesional y personal.
Las personas maduras emocionalmente son capaces de gestionar estas situaciones sin perder la alegría ni la energía. Siempre nos han dicho que hemos de tratar a la gente como nos gustaría que nos tratasen y esto es un grave error. El 75% de las personas tienen una personalidad diferente a la nuestra, por ese motivo es muy importante reconocer las diferentes personalidades con las que interactuamos cada día. En nuestro caso, los pacientes que atendemos cada día y los trabajadores de nuestra clínica. Una comunicación efectiva por lo tanto, consiste en tratar al paciente como lo necesita, no como nos gustaría que nos tratasen a nosotros.
Los consultores nº1 del mundo aseguran que los profesionales que alcanzan más éxito son los que consiguen crear conexiones emocionales con sus pacientes, creando así una experiencia memorable, o de 7 estrellas. Esta es la clave para que nuestros pacientes se sientan felices de haber acudido a nuestra clínica y nos recomienden a sus familiares y amigos.
Es imposible aplicar un modelo de negocio emocional sin entender las emociones ni entrenarnos como dentistas emocionalmente competentes. Desarrollar nuestras habilidades de comunicación implica conocer los diferentes estilos relacionales para así conectar y entender mejor a nuestros pacientes.
¿Por qué es tan importante?
Por la importancia que tienen las emociones. Sin ellas no seríamos capaces de llevar a cabo actos tan importantes como tomar decisiones, relacionarnos con los demás, adaptarnos a las situaciones y reaccionar a nuestro entorno.
Como dentista emocionalmente eficiente, debes entender que si una persona vive un episodio traumático porque no consigue relajarse y le hacemos daño durante la intervención, recordará la experiencia con ansiedad y miedo y difícilmente querrá volver a la consulta aunque la necesite para continuar con el tratamiento. En el mejor de los casos buscará otro dentista que “no le haga daño”. En el peor, dejará pasar el tiempo hasta que se empeore su condición hasta ser irreversible o irreparable.
Para evitar estas situaciones, debes ser capaz de poner las emociones (las de tus pacientes y las tuyas propias) bajo tu control. De no ser así, serán estas emociones las que te dominen y afecten negativamente tu éxito.
Esto se consigue con inteligencia emocional, es decir el arte de identificar las propias emociones y las de los demás, la consecución de metas y objetivos, el manejo del estrés o la superación de obstáculos.
El concepto de inteligencia emocional fue introducido en 1964 por Michael Beldoch para más tarde hacerse mundialmente conocido, gracias al psicólogo, periodista y escritor Daniel Goleman y su libro ‘Inteligencia emocional’ (Kairós, 1996), el cual rápidamente se convirtió en bestseller. En la actualidad, Goleman es codirector del Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organizations en la Universidad Rutgers, que tiene como misión fomentar la investigación sobre el papel que juega la inteligencia emocional en la excelencia.
Al igual que otras capacidades técnicas, la inteligencia emocional también se puede aprender y poner en práctica en nuestro día a día.
Para poder dar una experiencia memorable de 7 estrellas a tus pacientes tienes que aplicar la inteligencia emocional a tu práctica diaria. Es lo que se conoce como odontología emocional.
¿Quieres ver las 3 competencias que te ayudarán a gestionar mejor la relación con tus pacientes y tu equipo?
Las 3 competencias interpersonales para mejorar el trato a tus pacientes y compañeros de equipo
Los pacientes no siempre van a la consulta dental dispuestos a hacer lo que les digamos. Cada cual llega a la consulta con sus propios miedos, su forma de pensar y de actuar.
Así que lo primero que tenemos que hacer es conocer al paciente: ¿cómo podemos saber lo que quiere? ¿Cómo podemos saber lo que teme?
Desarrollar estas 3 competencias te ayudará a mejorar el trato a tus pacientes y compañeros de equipo.
1. Escucha activa y empatía
La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona. Gracias a ello y a la escucha activa conseguiremos escuchar a las demás personas sin emitir juicios de valor. Estas dos herramientas son de las más poderosas para conocer lo que sienten y necesitan tus pacientes.
Las investigaciones sobre la comunicación humana suelen dar por hecho que más del 90% de los mensajes emocionales es de naturaleza no verbal, y se manifiesta en aspectos como la inflexión de la voz, la expresión facial y los gestos, entre otros. De ahí que la clave que permite a una persona acceder a las emociones de los demás radica en su capacidad para captar los mensajes no verbales.
Existen tres pautas que puedes poner en práctica hoy mismo para trabajar la escucha activa:
- Impedir proyectar tu propia historia o experiencias en sus palabras
- No interrumpir a la persona que está hablando
- Evitar juzgar o rechazar lo que la otra persona está expresando
Una forma de potenciar la escucha activa es evitar el uso de preguntas cuya respuestas sean sí o no. Por ejemplo, en lugar de preguntar a tu paciente si se cepilla los dientes después de cada comida, prueba a preguntar qué suele hacer tras las comidas.
Con preguntas abiertas puedes averiguar como se sienten tus pacientes.
Otro ejemplo para demostrar nuestro interés y empatía por las palabras de tu paciente consiste en intercalar pequeños indicadores de atención. Mirar a los ojos, asentir mientras nos habla o decir «comprendo» o «te entiendo» ayudan a tu paciente a sentirse cómodo y abrirse. Y a ti a ser más empatico y emplear mejor la escucha activa.
Desarrolla estas herramientas y serás capaz de establecer un vínculo con tus pacientes y así lograr una correcta comunicación.
2. Toma de decisiones y Proactividad
Como responsables de nuestras clínicas, estamos acostumbrados a la toma de decisiones. Sin embargo, hay dos grandes perfiles a la hora de tomar decisiones: los que toman las decisiones de forma reactiva y los que las toman de forma proactiva. Los primeros, los reactivos, dejan que las cosas sucedan, esperan y, cuando no queda más remedio, actúan.
Para ser emocionalmente competente debes ser proactivo, es decir buscar oportunidades en lugar de esperar a que pasen las cosas.
El dentista proactivo toma iniciativa para crear oportunidades de cada obstáculo y además prevé la consecuencia de los problemas (“si yo también doy una consulta gratis no solo dejo de facturar, sino que estoy dando pie a que las franquicias respondan con más agresividad”) y busca soluciones creativas ante las adversidades.
Canalizar las emociones hacia un fin más productivo constituye una verdadera aptitud maestra. Ya se trate de controlar los impulsos, de demorar la gratificación, de regular los estados de ánimo para facilitar el pensamiento y la reflexión, de motivarse a uno mismo para perseverar y hacer frente a los contratiempos, de asumir una actitud optimista frente al futuro, todo ello parece demostrar el gran poder de las emociones como guías que determinan la eficacia de nuestros esfuerzos.
3. Trabajo en equipo y colaboración
Las bases para llevar a cabo un buen trabajo en equipo son:
Cultivar tus habilidades sociales: Son las que te permiten motivar, transmitir entusiasmo y comunicar de forma clara y eficaz. Cosas sencillas como emplear las normas de cortesía básicas (dar las gracias o pedir perdón) pueden ayudarte a comunicarte mejor con tu equipo.
Respetar a los demás: Ya sea en las diferencias que puedan surgir en una discusión con tu equipo o con un paciente, debes aprender a aceptar y apreciar las diferencias individuales y grupales y valorar los derechos de todas las personas.
La capacidad de buscar ayuda y recursos: Con esto me refiero a la capacidad de identificar tus necesidades de apoyo y asistencia. Un buen trabajo en equipo se basa en la capacidad para delegar y pedir ayuda a quien mejor puede llevar a cabo una determinada tarea.
Con estas competencias estás listo para interaccionar con los demás. Pero ¿estás listo para interaccionar contigo mismo? ¿Sabes cómo reaccionar ante situaciones que te ponen a prueba?
Vamos a ir paso más allá y voy a mostrarte las 3 competencias emocionales que debes aprender a desarrollar para tener un mejor autoconocimiento y poder enfrentarte con éxito a las situaciones de estrés que se presentan en tu día a día.
Los 3 Autos: las 3 competencias intrapersonales para perfeccionar la relación contigo mismo y gestionar mejor el estrés en tu clínica
Imagina ser capaz de controlar tus enfados cuando algún paciente no actúa correctamente o ser capaz de encauzar tu frustración cuando las cosas no salen como a ti te gustaría.
Tener la capacidad de aparcar sentimientos de enfado, ansiedad o tristeza para que no interfieran en tu práctica, imagina saber empatizar poniéndote en el lugar del otro y confiar en los demás. Si eres eres capaz de todo esto, entonces puedes establecer mejores relaciones profesionales con tus pacientes.
Veamos qué 3 competencias te permitirán alcanzar una mejor relación contigo mismo (y propagar tu estado de ánimo a los demás).
1. Automotivación
La automotivación es la capacidad de mantener el ánimo, la perseverancia y el optimismo ante situaciones adversas.
Y está muy ligada con el optimismo (tu capacidad de gestionar las vivencias con una actitud positiva), la resiliencia (tu capacidad de superar y salir reforzado de las adversidades) y el sentido de responsabilidad (la capacidad para responder de los propios actos).
La capacidad de concentrarse, pensar, de planificar, solventar problemas, tomar decisiones y muchas otras actividades cognitivas indispensables en la vida pueden verse entorpecidas o favorecidas por nuestras emociones. De este modo, el equipaje emocional de una persona junto a su habilidad para controlar y manejar esas tendencias innatas, proveen los límites de sus capacidades mentales y determinan los logros que podrá alcanzar en la vida. Habilidades emocionales como el entusiasmo, el gusto por lo que se hace o el optimismo representan unos estímulos ideales para el éxito. De ahí que la inteligencia emocional constituya la aptitud maestra para la vida.
2. Autoestima
Una buena autoestima está ligada con el sentido de la responsabilidad, por tu capacidad para responder de los propios actos. Cuando tienes la autoestima desarrollada, tienes la intención de implicarte en comportamientos seguros, éticos y saludables y asumes la responsabilidad en la toma de decisiones.
Otra pieza clave para una buena autoestima es la asertividad, es decir la capacidad para expresar lo que sientes, sin temor a la opinión de los demás y sin atacar ni faltar al respeto por defender tus ideas.
Con asertividad podemos gestionar emociones como el miedo y el enfado, como por ejemplo: En vez de decir a una auxiliar que llega tarde: «Últimamente llegas tarde, eres una impuntual». Prueba a decirle: «Amparo, la consulta ha empezado hace 30 minutos. Sé que hay mucho tráfico, pero es importante que todos nos impliquemos para darle la mejor atención a nuestros pacientes y que no esperen. Me gustaría que llegaras a tiempo la próxima vez.»
3. Autoconocimiento
El autoconocimiento supone conocerse bien a uno mismo y es muy importante ya que uno debe saber cuáles son sus puntos fuertes y puntos débiles, así como ser capaz de identificar las propias emociones.
El autoconocimiento también implica aprender a identificar los estados de ánimo y las consecuencias que éstos pueden tener en tu comportamiento. Es importante que le pongas nombre a tus emociones.
Exteriorizar lo que sentimos en lugar de guardarlo dentro como si fuera un secreto nos ayudará a liberar estrés y conocernos mejor. En ocasiones los seres humanos solemos guardarnos las cosas o no darles la importancia que merecen. A largo plazo esto puede pasarnos factura a nuestra salud física y mental, provocando estrés, fatiga o trastornos alimenticios.
Debes mostrarte abierto a las emociones, sólo así podrás elegir diferentes estrategias que aprovechen la sabiduría que nos proporcionan nuestros sentimientos y poder transformar los límites en recursos. Una vez que sepas lo que sientes podrás gestionar cómo, cuánto y cuándo expresar esas emociones para poder modificar nuestro comportamiento.
Por ejemplo, si notas que una situación te provoca enfado y sabes que eso va a afectar al desempeño de tu trabajo, puedes probar una estrategia (por ejemplo, respirar profundamente durante un minuto mientras piensas en una imagen positiva evocadora). Así logras centrar tu atención en lo que tienes que hacer (atender a un paciente) y dejas para luego el asunto que ha despertado tu enojo.
Es hora de poner en práctica la odontología emocional
Puede que a tus pacientes les guste la serie del Doctor House, pero te aseguro que a ninguno le hará gracia recibir el trato que propinaba a pacientes y compañeros el famoso médico de ficción. A nadie le gusta encontrarse con un dentista frío, irritable o dominante.
Tus pacientes quieren ser tratados por una persona cálida y cercana que los comprende y entiende sus problemas y temores. Un dentista emocionalmente competente.
Estoy segura de que vas sobrado de capacidades técnicas para desempeñar tu trabajo, pero para mantener en el tiempo tu éxito profesional necesitas poner tu atención en tus competencias emocionales. Sólo así podrás mejorar las relaciones con tus pacientes, resolver eficazmente posibles conflictos, mejorar la comunicación y conocer a tus pacientes y miembros de tu equipo para saber lo que necesitan.
Desarrollar tus competencias emocionales te ayudará a aprender de los errores y a perseverar. El crecimiento emocional es un requisito para que puedas crecer como profesional.
Si tu también quieres aprender a implementar la odontología emocional, conseguir más pacientes y convertir tu clínica en La Clínica del Millón, no lo dudes y descubre mi programa Impulsa tu Clínica.
Cuando aprendes a usar las emociones a tu favor, la concentración se incrementa, la eficacia aumenta, la creatividad se despierta, la alegría y el entusiasmo se contagian, las relaciones fluyen y los resultados mejoran.
La clave para mantener tu éxito radica en tu habilidad para manejar las emociones.
Ahora que conoces la odontología emocional, ¿te parece interesante incorporar a tu práctica estas competencias esenciales para garantizar el éxito a lo largo del tiempo?
Me encantaría conocer tu opinión y debatir, así que anímate y deja tu comentario abajo. Leo y respondo cada uno de ellos.
Ana Herreros
Hola Alicia, muy interesante. Realmente comparto muchas de tus reflexiones pero creo que lo realmente difícil es encontrar el equilibrio entre empatizar con el paciente o implicarse demasiado. Te lo digo porque creo que yo me implico mucho. Por otra parte es esencial estar bien con uno mismo porque ese estado se proyecta en todo lo que hacemos, tanto en el trabajo como en la vida en general y eso también se tiene que trabajar.
Por último quería decirte q me ha encantado lo de tratar al paciente como a él le gusta q le traten y no como a ti te gustaría que te trataran. Es una gran verdad que tendemos a intentar tratar a las personas como a nosotros nos gustaría y hay personas que precisan otras cosas. Gracias por las ideas. Besos
Alicia Ferrer
Hola Ana!
Muchas gracias por tus palabras 🙂
Coincido contigo en que es importante estar bien con uno mismo, ya que eso se proyecta en como nos desenvolvemos con nuestro entorno.
En cuánto al equilibro entre empatizar con el paciente o implicarse demasiado es cuestión de trabajarlo día a día y encontrar así el punto medio.
Me alegro que te hayan gustado las ideas del post,
un abrazo y feliz verano!
Nicolas
Excelente articulo. La odontologia es realmente desgastante por la implicancia emocional y tambien fisica. Si bien estoy de acuerdo contigo en un 90 porciento creo que nuestra plasticidad emocional tiene un limite. Hay pacientes que es mejor verle la espalda una vez y no la cara todos los dias. Es por el bien nuestro y del resto de los pacientes. Saludos. Nicolas
Alicia Ferrer
Hola Nicolas!
Estoy de acuerdo contigo en que nuestra profesión es muy desgastante y para no llegar al límite, la gestión de las propias emociones y las de los demás nos ayudarán a gestionar nuestro día a día.
Un saludo!